“Observa Jorge Zabalza con relación a este tema: “Cuando
ocurrió lo del peón del Caraguatá hubo una gran discusión. Me encontré en un
berretín con un compañero, quien venía de Pan de Azúcar espantado de lo que
había pasado. Acerca de como (sic) se tomó esa decisión hay distintas
versiones, lo real es que Píriz Budes fue con la orden de hacerlo. También
es cierto que hubo compañeros que insistieron en la necesidad de tomar esa
decisión. Creo que se optó por la vía más simple y menos humana, en lugar de
elegir la otra posibilidad: sacarlo para el exterior. Se debía haber hecho
ese esfuerzo, aun corriendo riesgo nosotros. En ese momento lo discutimos,
no es cada una de esas cosas pasara desapercibida. Pienso que es esto hubo
una trasgresión de los derechos humanos. Un delito…”.”.
(Aldrighi, 2001, La izquierda armada.
Ideología, ética e identidad en el MLN-Tupamaros, Montevideo, Uruguay,
Ediciones Trilce, pp 158-159).
“Hugo Wilkins
“… Incluso en el caso de la muerte del peón (Báez), muy mal
muerto, se le inyectó pentotal justamente para que no
sufriera. No hubo desprecio por el dolor del hombre…”.”.
(Aldrighi, 2009, Memorias de insurgencia.
Historias de vida y militancia en el MLN-Tupamaros. 1965-1975,
Montevideo, Uruguay, Ediciones de la Banda Oriental S.R.L., pp 245,
260-261).
“… J .M. -¿Sobre el libro Sendic del
periodista Blixen, que piensa?
H. A. P.… se pretende dejarlo fuera del asesinato de
Pascasio Báez Mena, ocultando que la tatucera era de la
columna que él dirigía…”.
(Marius, 2015, Palabra de Amodio. La otra
historia de los Tupamaros, Montevideo, Uruguay, Ediciones de la Plaza,
pp 144-145).
“… J .M. –Otro nombre que estimo es, sin
dudas, el más polémico: Mario Píriz Budes.
H. A. P. -… Su mayor enfrentamiento se produjo cuando la
muerte de Pascasio Báez, propuesta desde el Caraguatá y
aceptada por el Ejecutivo sin haber tenido en cuenta su
oposición, a tal punto que fue Engler quien se desplazó a
Maldonado para comunicar la ejecución…”.
(Marius, 2015, Palabra de Amodio. La otra
historia de los Tupamaros, Montevideo, Uruguay, Ediciones de la Plaza, p
187).
“Aunque el tema no se trata en forma
abierta, a Rosencof le pesa haber dado vía libre –al igual
que el resto de la dirección – a que sus compañeros reunidos
en la estancia Espartaco decidieran, a fines de 1971, la
suerte de Pascasio Baéz. Se trataba de un peón que había
descubierto una tatucera en aquel campo. Píriz Budes,
responsable del interior desde la dirección, impulsó la
decisión de dar muerte al peón. Engler, otro de los
integrantes del Ejecutivo, pudo haberse negado pero no lo
hizo, Wasen tampoco. El hombre fue asesinado con una
inyección de pentotal...”.
(Pernas, 2013, Comandante Facundo. El
revolucionario Pepe Mujica, Montevideo, Uruguay, Prisa Ediciones, p
516).