“La persona que lo había alquilado con documentos falsos era
Marenales, conmigo, que habíamos pasado como si fuera una pareja”, nos dice
María Elía.
“Esa chacra que teníamos en Camino Pajas Blancas entre Tomkinson y López,
era el Cantón principal del MLN. Ahí estaban todos los documentos,
absolutamente todo, y entrábamos gente también.
Ahí se armaron todas las acciones que se hicieron en ese momento. Se hizo la
2ª Convención. Ese fue un lugar muy importante mientras existió.
Estaba el taller de armas, el de explosivos, se camuflaban los autos, se
reunía la Dirección.
Vivían Manera y Marenales; y el Ñato (Fernández Huidobro) y el Bebe (Sendic)
iban constantemente.
Montamos todo un cerco al lugar para ver si ellos llegaban y no llegaron, ni
el primero ni el segundo día. Después que logramos evacuar, yo propuse
incendiar todo.
Quemamos el lugar porque teníamos un montón de dinamita que estaba
cristalizada…
Juntamos todo lo que encontramos, lo rodeamos con dinamita pusimos una mecha
larga, la prendimos y nos fuimos…”.
(Caula y Silva, 2011, Ana la guerrillera.
Una historia de Lucía Topolanski, Montevideo, Uruguay, Ediciones Uruguay
B S.A., pp 126-128)
“Entrevista a Julio Marenales
“… Por ejemplo, en el cantón que llamábamos “Marquetalia”,
cuando tuvimos una evacuación –porque se produjo una especie
de cerco– una de las personas que tuvo la cabeza más fría
fue la Parda Topolanski… Como responsable del cantón,
resolví entonces que cuando yo no estuviera, fuera ella la
responsable…
Marquetalia, una chacra que teníamos en la entrada de Pajas
Blancas, era nuestra base operativa. Yo era responsable de
ese local, en un principio junto a Manera”.”.
(Aldrighi, 2001, La izquierda armada.
Ideología, ética e identidad en el MLN-Tupamaros, Montevideo, Uruguay,
Ediciones Trilce, pp 226, 231).
“Pero antes de comenzar a relatarlos,
describamos el “Siete”, principal base de operaciones de la
columna 2, conocida en la jerga interna, ya se verá porqué,
como, “Marquetalia”.
“Marquetalia” era refugio, depósito, base de operaciones,
taller, escuela de cuadros, lugar de grandes reuniones… En
ella, tres meses después realizaríamos la II Convención
Nacional.
Un taller de armería y uno de vehículos, que a la vez se
utilizaba como taller para todo servicio, funcionaban allí.
Con los recientemente evacuados, y mientras provisoriamente
permanecen allí, se montó el laboratorio de explosivos…
Varios vehículos, a veces hasta tres o cuatro, de distinto
tipo, eran disfrazados y mantenidos allí…
… La guardia, que debía vigilar también otros puntos,
contaba con una atalaya disimulada en las copas de unos
altos árboles, a la que se subía por una delgada
escalerilla.”.
(Fernández Huidobro, 1994, Historia de los
tupamaros. Tomo 3: el MLN, Montevideo, Uruguay, TAE Editorial, pp
201-203).
“A esa chacra de tres hectáreas los
tupamaros comenzaron a llamarla Marquetalia, como la zona
liberada por las fuerzas revolucionarias colombianas: allí
entrenaban, formaban a los nuevos guerrilleros, practicaban
tiro, montaron un taller de armería, un laboratorio de
explosivos y otro de documentos de identidad, camuflaban
vehículos y servía de refugio a decenas de clandestinos. Era
como el gran “berretín” de la organización…”.
(Pernas, 2013, Comandante Facundo. El
revolucionario Pepe Mujica, Montevideo, Uruguay, Prisa Ediciones, p
324).