“… A primera hora de la mañana, varias
patrullas y camionetas del Ejército llegaban a la casona de la calle Tayuyá
1494. Los militares fueron directo al fondo de la residencia.
Los tupamaros atinaron a tomar las armas, pero era en vano…
-¡Acá adentro nos cocinan! -advirtió Mujica.
…Y fueron saliendo con las manos a la vista.
... En el sótano, los militares encontraron unas cincuenta armas de las
robadas del Centro de Instrucción de la Marina, material para armar bombas
caseras –del tipo molotov–, uniformes militares y policiales…”.
(Pernas, 2013,
Comandante Facundo. El revolucionario Pepe Mujica, Montevideo, Uruguay,
Prisa Ediciones, pp 502, 504, 510-511).
“Pepe usaba ahora el alias de
Emiliano…”.
“Un grupo de tupamaros –entre los cuales se encontraba Emiliano– pasó a
alojarse en un escondite, en la calle Tayuyá 1494, entre la Avenida Rivera y
Caramurú, en el barrio Punta Gorda: la residencia era la del Arquitecto
Antonio Mallet Sosa, que trabajaba en la UTE, y les prestó cobertura .
Para entrar al escondrijo debían caminar más allá de la casa del fondo –la
de Antonio Daniel, hijo del Arquitecto–, entrar a un galpón que se usaba de
taller, levantar una tapa bajo una banqueta recostada a la pared y descender
por un espacio muy estrecho a la habitación subterránea de casi cinco metros
de largo por tres de ancho y dos metros de altura”.
(Pernas, 2013, Comandante
Facundo. El revolucionario Pepe Mujica, Montevideo, Uruguay, Prisa
Ediciones, pp 502, 504). |